Levantarse por la mañana con el alma y el cuerpo cansados, emprender algo que no quieres, sonreír cuando no te apetece , hablar aún cuando no lo necesitas, ver gente que te asusta y te coacciona con su mirada de superioridad y desprecio (siendo consciente que puede ser mi parecer), pero puede más la primera sensación.
Harta de empujar y empujar, llorar por las esquinas para que nadie te vea, seguir llorando por la noche en la maravillosa Soledad de tu cama, llorar y entristecerte más si cabe cuando vas de camino a casa.
Y a pesar de todo esto, lo mejor de lo mejor es cuando estás Sola.
Hay días que decido rendirme, pero todavía no sé por qué sigo, sin ilusiones, sin ánimo, sin esperanzas, sin perspectivas y sin gkanas.